Atículo originalmente publicado por Carlos Orgaz en la Revista Horeca, en su número de agosto de 2019.
Hace un mes os contaba, desde esta misma tribuna que me brinda mensualmente la revista HORECA, cómo fue mi estancia en Suiza, done realicé un stage con Esteban Valle en el Domaine de Chateauvieux **. Durante el tiempo que pasé en el país helvético y, gracias a las gestiones que realizó Esteban, pude acercarme y visitar las escuelas de Hostelería de Lausanne y Glion.
En el ranking de los mejores centros de formación en hostelería del mundo que publica la World University for Hospitality & Leisure Management Universities -algo así como la revista Forbes del sector de la formación mundial-, el centro hostelero de Lausanne ocupa el primer lugar y Glión, el cuarto.
En Lausanne pude disfrutar y estar presente durante el servicio de restaurante con su responsable de servicio, Eric Juncker, un profesional belga afincado en Suiza que me mostró todas las dependencias de la escuela. Por cierto, el restaurante gastronómico de la escuela acaba de recibir una estrella michelín, casi nada.
Poder acudir a este centro fue una experiencia impresionante, conociendo dónde se forman los grandes gestores de la hostelería mundial. Las instalaciones son un portento de limpieza y orden, y la disciplina de los alumnos y profesores es francamente espectacular. Un detalle que me llamo la atención en los dos centros fue la impecable uniformidad de alumnos y profesores.
Los alumnos se encuentran siempre acompañados, bien sea por profesionales expertos o por docentes, según sea el área en la que se estén formando. En Lausanne no forman maîtres, ni jefes de cocina, ni sumilleres, ni barmans, ni pasteleros o reposteros… Forman managers y ejecutivos expertos en el área de dirección de negocios de hostelería.
Los alumnos pasan un tiempo por todos los departamentos, de una manera rotativa -4, 5 ó 6 semanas-, donde adquieren las competencias básicas en cada una de ellas y donde aprenden sobre todo a gestionar cada departamento y los equipos de trabajo a su cargo. En total pueden pasar aquí entre 3 o 4 años, dependiendo del programa que realicen. El idioma obligatorio en las clases es el inglés, además del francés.
En Glion ocurre tres cuartos de lo mismo; pude también estar un día con una de las responsables de servicio, Chantal Whitman, MOF Maître d`hotel, funcionaria del departamento de Educación en Francia pero afincada en Suiza desde hace muchos años. La escuela hotelera de Glion está en un paraje extraordinario de Montreaux -solamente disfutar del enclave donde se sitúa la escuela resulta gratificante-. Glion tiene un partner en España -la Escuela de Les Roches en Marbella-, y acaba de firmar con Alain Ducasse la compra de su centro de formación en Paris.
Por supuesto que la excelencia es la marca de la casa en estos centros formativos, también es cierto, que estudiar y vivir allí no es barato, ni mucho menos. Solo unos privilegiados pueden permitirse hacerlo, pero la verdad es que el futuro que les espera es apasionante: dirigir un resort de lujo en Arabia o Las Vegas o ser jefe de protocolo y relaciones internaciones de Hublot, Rolex o Ferrari no es asunto baladí, y estos son solo unos ejemplos de los puestos de trabajo a lo que estos jóvenes podrám aspirar después de acabar sus cuatro años de formación.
Disfruté mucho en mi estancia en Glion y Lausanne. Tomé muy buena nota de las cosas que hacían y cómo las hacían… Ojalá pueda poner algunas de ellas en práctica en España, tanto en el Instituto como en las formaciones que llevamos a cabo desde Expertos en Hostelería.
Feliz verano a todos.
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